domingo, 19 de enero de 2014

El Maleficio Desastroso

Un día de sol caminaba un príncipe, era apuesto con el pelo largo y castaño. Era tan alto y tan delgado que parecía una espada. No se podía imaginar que ese día le cambiaria la vida, vio una montaña con algo extrañamente reluciente en su cima, relucía tanto que podía verse a una gran distancia, con lo que el príncipe decidió ir allí, para su sorpresa no encontró nada. Al día siguiente volvió a ver un resplandor extraño en la montaña, decidió volver a ir, esta vez se adentró en un bosque oscuro y tenebroso con los árboles rasgados por el paso del tiempo y con sus ramas tan largas que tapaban el sol. Allí encontró el resplandor, lo siguió y dio con un páramo con un lago pequeño, y en el a una bella dama cuyo cabello resplandecía como el sol. La dama lo vio y se asustó. -No temas. Le dijo el príncipe. -¿Quién eres y que haces aquí?. Preguntó aquella dama. -Soy el príncipe Felipe y he venido porque desde mi palacio se veía un resplandor muy intenso procedente de este lugar y quise investigar. Afirmo el príncipe. -Entonces vale, me llamo Teodora y estoy aquí debido a una maldición que me hicieron hace siete años, mañana se eliminara el maleficio según la bruja me dijo aquel fatídico día. -mañana volveré a verte y a llevarte a mi palacio para convertirte en princesa, si lo deseas. -Por supuesto que si pero quédate aquí o puede que otro se me lleve. -No te preocupes no pasará. Me voy. -adiós. Dijo la dama en un tono triste. A la mañana siguiente el príncipe volvió a dicho lugar y no encontró a la bella dama, se llevó tal decepción que se quito la vida con su espada.